"El terreno donde se emplaza "Escuela la Granja", pertenecía al fundo Santa Clara, de propiedad de la familia Cáceres Osses.
Aproximándose los años ’50 se determinó hacer una colonización del sector, dividiéndose en parcelas.
En aquella época la necesidad de la comunidad demandaba la presencia de una Escuela Granja que cubriera las necesidades educativas de los hijos de vecinos provenientes del sector rural. Fue así como se dejó una parcela de 31 hectáreas para este fin.
Esta escuela inició sus actividades el año 1950 a cargo del profesor Pedro Espinoza Jara y posteriormente, llegó don Eliecer Pincheira Contreras como Director.
Los niños ingresaban con régimen de internado a tercer año granjero, que era el cuarto año; ahí tenían tres años de permanencia: primero, segundo y tercer año granjero, que equivalía al cuarto, quinto y sexto año de enseñanza primaria. Desde ahí ellos tenían una especialización donde aprendían todo lo relacionado con las actividades del sector agrícola y ganadero: caponización, crianza de cerdos, conejos, abejas, árboles frutales, ganadería mayor y cultivos agrícolas. Había profesores especialistas de agricultura, ganadería, arboricultura, apicultura y avicultura.
Entre ellos se recuerda a don Víctor Ramírez, Pedro Espinoza y Alaín Araneda, luego se integran los profesores Miguel Rojas, Aquiles Pereira y Raúl Menar que atendían las asignaturas fundamentales. Anteriores a ellos estaban don Norberto Rojas, Alejandro Medrano, Aquiles Fuentes , Jorge Medrano Quezada y Nelson Silva Salas, estos dos últimos también estuvieron a cargo de la dirección del establecimiento.
La Escuela Granja desaparece como tal con la Reforma Educacional del año 1965, cuando se extendió la Educación Básica hasta octavo año. En ese entonces no se consideró cambios en las Escuelas Agrícolas existentes, teniendo éstas que acogerse al nuevo sistema. También desaparecen otras escuelas especiales del país como las frutícolas y las forestales.
Últimamente surgió en la comunidad el interés por crear un Liceo Técnico -Agrícola, cediendo este plantel todos sus terrenos agrícolas y forestales al Liceo B-56 de Cañete, donde se ha terminado de construir un moderno establecimiento para este propósito, con una capacidad promedio de 540 alumnos; separándose así, el área científico-humanista del Técnico –Profesional. Este último, comenzará a funcionar el año 2004, con cuatro especialidades.
Actualmente, la escuela tiene una matrícula promedio de 150 alumnos y continúa desarrollando actividades de horticultura básica en invernadero para que los alumnos aprendan y repliquen estos conocimientos en sus hogares.
Parte de la antigua casona ha sido traspasada a la agrupación cultural ARTIS que pretende, en corto tiempo, restaurarla y poner allí en funcionamiento el Museo Histórico de la Baja Frontera de Cañete.
Agradecemos la colaboración del don Miguel Aravena, actual Director de esta escuela, quien gentilmente nos invitó a hacer un recorrido por las dependencias de la antigua construcción, contándonos algunos detalles y anécdotas cuando él llegó a este lugar, hace 40 años."
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Profesor Pedro Espinoza Jara fue el que estuvo a cargo de este plantel educacional en su fundación.
Cabe destacar que él luchó incansablemente para que las escuelas rurales incorporaran en el Plan de Estudios el cultivo de hortalizas. En los años '80 su sueño se convirtió en realidad al conseguir a través del ministerio de Educación se incluyera la asignatura "EDUCACIÓN TÉCNICO MANUAL Y HUERTOS ESCOLARES", también podían hacerlo escuelas urbanas.
En Cañete, la única del radio urbano que se interesó (porque tenía espacio) fue la Escuela Ruby Silva, cuando estaba como Director Alejandro Medrano.
Varios profesores tuvimos capacitación en Horticultura y luego fuimos partícipes de esta experiencia educativa.
Lamentablemente en los '90 hubo cambios estructurales y esto quedó en el olvido.
Gratos recuerdos de sus tertulias hortícolas y visitas al huerto de su escuela.
Alfonso Concha también escribió algo de él en su libro ESTAMPAS DE CAÑETE
"Con su título de Técnico Agrícola y un gran deseo de surgir en la vida, llegó a la Escuela Granja de Cañete hace doce años. Hombre franco, agradable e inteligente, es un profesor culto y sabe infundir en sus alumnos sus conocimientos. Amante del progreso y del anhelo de surgir, le compró al amigo Cucho Miranda un pedazo de suelo y allí instaló su hoy magnífico criadero de aves que le da bastantes escudos.
Don Pedro Espinoza Jara sabe ser un ciudadano eficiente y útil a la colectividad y es un radical de fila que jamás ha tenido un desliz político, porque está acostumbrado a la disciplina y tiene un amplio criterio para apreciar los acontecimientos de su partido. El 13 de agosto de 1961 pasó a visitarme en mi hogar de Los Ángeles; tuve un inmenso placer al charlas con él unos momentos, pues iba de paso a visitar a sus padres, en Candelaria. Quería estar con su amada madre el día del santo de ella, el 15.
Recordó algunas anécdotas mías y de Miranda y dijo que una vez, bastante choferiados, el Cucho y otros amigos llegamos a mi casa a tomar el trago del “Andavete” y mientras yo buscaba con qué hacerles cariño, Cucho Miranda, con esa gracia que siempre pone a las cosas, tomó dos gatitos que tenía regalón (pues me los había regalado mi nunca olvidado amigo don Carlos González Candia, que se llamaban los pascualitos) y los echó dentro del refrigerador que a la sazón en esos días había comprado (fue el primero que hubo en Cañete) y por casualidad al irse se acordaron de este chiste del vapuleado Alcalde Miranda y pude librarlos de que fallecieran helados. Y a lo mejor la carne de gato refrigerada es buena. Debí haberles hecho probarla.