EL MUNDO HOY 

LA HISTORIA SE VIVE Y SE CUENTA EN CADA IMAGEN

UNA IMAGEN, MIL PALABRAS; UN INSTANTE, MIL HISTORIAS

Featured

"EL RÍO EN LEBU ESTÁ CASI SECO..."

LANCHASPORTADA
Es lo que me dijo un amigo, un mes después del terremoto del 27/F.
No podía creer lo que escuchaba. Ya había estado en Lebu días después de la tragedia, impactado aún con lo que había visto en el río; pero esa frase me empujó a volver. Había algo que no cuadraba, algo que necesitaba ver de nuevo, pudiendo comprobar que algo peor estaba ocurriendo.

Hoy al revisar antiguos archivos, me topé con estas postales que recuerdan de algún modo, la preocupación de la comunidad lebulense.
Esta imágenes evocan lo que sucedió: la tierra se había elevado más de un metro y el mar, simplemente, había dejado de entrar. Las lanchas estaban varadas, el río detenido… y la incertidumbre flotando en el aire, como un eco que no se podía apagar.
En la desembocadura del río Lebu, la catástrofe había provocado un fenómeno casi invisible para quien no conociera el lugar: el levantamiento tectónico alteró por completo la relación natural entre el río y el mar.
La marea ya no cumplía su ciclo de siempre. El agua dejó de empujar hacia adentro, y las embarcaciones quedaron atrapadas en tierra húmeda.
Vi una ciudad-puerto estancada. Cada hora de marea baja era una hora sin pesca, sin sustento.
Las embarcaciones parecían cuerpos dormidos, encallados bajo el sol. Las retroexcavadoras abriendo zanjas en medio del lecho del río, intentando que el agua fluyera como antes.
El dragado fue la única salida en un intento deseperado que todo volviera a la normalidad.
Mientras tanto la actividad pesquera se vio afectada a no poder acceder río arriba para dejar las lanchas en el embarcadero de siempre, teniendo que dejar las naves en un improvisado espacio en la desembocadura.
El trabajo dejó de ser diario. Se volvió espera, se volvió angustia y papeleo.
Algunos decían: "El río se murió".
Pero no, el río seguía ahí, excepto que había dejado de servir.
Pasó el tiempo y con él surgieron nuevos proyectos para levantar a Lebu tras esa dura prueba, que por momentos parecía imposible de superar.
La pesca artesanal estaba herida. Fueron tiempos difíciles, inciertos. La naturaleza también intervino haciendo un guiño para que todo volviera a ser como antes.
Hoy las cosas se ven distintas. Con esfuerzo, visión y organización, Lebu supo reinventarse, transformando la crisis en oportunidad.
Lebu sigue creciendo junto a la gente de mar, con el justo reconocimiento de ser primer puerto de pesca artesanal del país.

GorartV

Rio LEBU 2010
Faro 2010
Desembocadura
Dragado