ESTAMPAS DE CAÑETE

Alfonso Concha Acuña

ARTURO AGUAYO BENARD

Hijo de don Gregorio Aguayo, el caballeroso comerciante, exsocio de la firma Petit_Laurent, estudió en Concepción y es contador de gran seriedad y competencia. Listo y vivo el ojo para el negocio, desde su juventud se ha demostrado activo, inteligente y de certera línea como comerciante honorable a carta cabal.
Cierto que, para cosechar la plata hubo de tener, al principio el sabio y oportuno consejo de su padre, unido a la experiencia de los años.
Celebrador de chistes, él los cuenta siempre y empieza a reírse desde antes de llegar a la parte graciosa; su faz a veces seria, que torna con una sonrisa ancha y satisfecha.
Su “cachaza” para el negocio y los números le tiene ya asentada una fama de “gallo”, calificativo que da nuestro bulgo a los que se destacan del montón.
Sobrio y atildado; dinámico y amigo de pasarlo bien con sus amistades de casa, creo que don Arturo Aguayo llegará a acrecentar buena fortuna. Si le faltara “maleabilidad” y roce con el bajo pueblo, le suple don Gregorio, que son su seriedad y gracejo para las “tallas”, atrae mucha clientela, como su hermano Alfredo.
Don Arturo Aguayo ha sido dirigente del Rotary Club, del Club Social y de otras instituciones. Es colaborador para las obras sociales y ha hecho viajes a Argentina.
Muy amigo del “chico Henríquez” es una persona cañetina que trata de progresar y su casa de alto sobresalió mucho, pues cuando él regresó a su pueblo, después de estudiar, la gente seguía apegada a la desesperante rutina en cuestión edificación.
No estará alejado el día en que, dedicándose a la política activa, sea un buen candidato a parlamentario, pues se necesitan hombres así como él: emprendedores, amantes del terruño, de clara visión y de voluntad para triunfar.
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