Este exalumno tomó la palabra y dejó que la memoria hablara por él.
No buscó adornos ni elogios, sino contar desde el corazón. Lo hizo como quien, ya adulto y convertido en profesor, vuelve a mirar su infancia con respeto, con gratitud y con esa carga de nostalgia que sólo el tiempo sabe dar.
Sus palabras evocan una época que rescatan momentos, rostros y voces que siguen vivos en quienes compartimos la vocación de enseñar. Para quienes fuimos parte de esa historia, leer este recuerdo es volver a caminar por el patio, las salas y las emociones de la Escuela N°1 de Cañete.
Si alguna vez nos preguntamos qué huella deja una escuela… aquí está la respuesta.