ESTAMPAS DE CAÑETE

Alfonso Concha Acuña

DANIEL VILLAGRA LANDEROS

Democrático por convicción, es un hombre que ha tenido altas y bajas en fortuna; hasta se sacó el "gordo" cuando era de medio millón de pesos, hizo negocios que no le respondieron; festejó amigos y pasó muy buenos ratos de jolgorio.
Fue uno de los que creyeron en el llamado "General de la Esperanza" y de la escoba, esperó cerca de un año y le angañaron como a un niño. Fue candidato, por sus correligionarios, a varios cargos; que mañana nombran a don Daniel como Intendente, que pasado de Gobernador, que va a entrar a la Caja Agraria, etc. No hubo nada. Advierto que es un "Ibañista" convencido desde hace mucho antes de la elección, discutía con calor y, como hombre inteligente salía airoso de sus alegatos. En sus años mozos fue empleado de Ferrocarriles del Estado. Los Sauces a Lebu y Jefe de Estación de Cañete. Dejó ahí huellas de su valer y de su espíritu de servicio. Se dedicó después a los negocios y me recuerdo haberle conocido con una botillería en medias con Cucho Miranda; a lomejor las medias se volvieron "calcetas"...
Ha sido Alcalde de Cañete, Presidente del Partido Democrático, Bombero distinguido, pues fue Director de la Primera Compañía en su fundación; candidato a Diputado, a la fuerza, pues no quería; regaló madera para hacer el primer garage para guardar la máquina que compramos en aquella época en 1946. Se vino a Angol por la educación de sus niñitas (hoy ya señoritas grandes y casaderas) ; y tuvo la mala suerte; nada de lo que se le prometió se cumplió; ni beca para su hijita en la Normal. Volvió a Cañete y se hizo cargo de la concesión del Casino de Bomberos; lo formó, lo levantó y era una delicia estar allí, porque ya se sabía que cuando arrendaba la "Quinta", que hoy es del buen amigo Monje hacía preparar unas exquisiteses. Para seguir con ese ritmo arrendó el Hotel Cañete, que antes perteneció a su compadre don Ismael Gajardo, de tan recordada memoria. Es un amigo a carta cabal; capaz de sacarse la camisa para darla a un necesitado. Se da por entero a los amigos y eso, a lo mejor, le ha ocasionado más de alguna amarga decepción. Se quieren entrañablemente, a pesar que a veces discuten con calor. Bueno, esto lo hacían cuando tomaban sus tragos más de la cuenta, cosa que hoy no hacen sino para las grandes ocasiones...
Su esposa es la señora Rosita; es una compañera ideal, pues gracias a ella ha salido airoso de sus altas y bajas; muy trabajadora y dinámica a pesar de su precaria salud; de gran espíritu de empresa, es digna de sacarla de ejemplo.
Su agraciada hijita Alicia, ya es una profesora hecha y derecha; me dicen, al oído que ya piensa casarse.
Muy joven todavía, Alicita; dé mayores goces todavía a sus padres.
Al enviar a imprenta esta semblanza supe de la muerte de la señora Rosita; los que le conocimos, la hemos sentido sinceramente.
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