De Recia contextura física, es muy activo y trabajador; en sus poquísimos ratos de descanso, después de sus horas de comercio, ya que trabaja con sus hermanos Luis y Héctor, cuando en 1945 se adquirió el carro-bomba, él se hizo cargo y le estudió con paciencia de benedictino. Le halló innovaciones por hacer, le desarmaba y volvía a encontrarle algo nuevo o que le fallaba.
Era francamente admirable su espíritu de investigador mecánico y su fe en la causa bomberil; fue por muchos años el primer maquinista, título que le honraba y en su modestia tradicional que tiene, para él los títulos nada significan, sino hacer el bien a la colectividad.
nHombre franco y ponderado, sabe captar simpatías y es inteligente y bromista. Sincero, leal y de acendrado espíritu de fraternidad, sabe colocarse a tono con las circunstancias.
Muy sobrio, jamás se le pasa la mano en el tragullo; no por eso deja de ser alegre en las fiestas sociales o bomberiles; su estampa despejada y que refleja sinceridad y buena fe, es bastamente conocida. Se le quiere por sus dotes de gentil y fino señor.
Las buenas cualidades de don Juan, puede agregársele a sus hermanos Víctor y Héctor. Caballerosos y muy trabajadores, los hermanos Petit-Laurent Trillat, con su tambor mayor al frente, que lo es don Lucho, forman una familia digna y ejemplar.