Es una persona de empuje y constancia; fue procurador del Número varios años; su competencia en leyes es proverbial; se dice que recibía consultas hasta de abogados...
\r\nDesde muchos años fue empleado en la Notaría; allí se formó, puede decirse; desde hace tiempo, es Notario y Conservador de Bienes Raíces en propiedad, no siendo abogado.
Sus méritos y sus razones, le dieron el triunfo para ser nombrado lo que, en buenas cuentas, ha sido del beneplácito de todos los cañetinos, pues se ve en don Manuel, al hombre, hijo de sus propias obras meritorias.
Servicial y honesto; buen amigo y leal, ha sabido captarse generales simpatías. Alegre, no echa pie atrás cuando se trata de festejar a un amigo o entretenerse un rato; en su casa, son famosas las fiestas de Corpus, pues hay allí gente dispuesta a pasarlo bien; su esposa, la activa señora Teresa, no descansa un momento en colaborarle a su esposo y vuela en su auto, como una maestra en mecánica.
Don Manuel avanza a pasos seguros hacia el bienestar; listo para el negocio, su vista de lince le indica lo que debe comprar en bienes materiales. Nadie quería comprar lo que se decía era un elefante blanco; la casa donde vive frente a la gran Botica de Paulino Viveros; dueño fue, también, precisamente, Don Pauli, don Manuel Cáceres, don Héctor Arredondo, etc., y arrendaba la comisaría de Carabineros, desde que se trasladó desde el frente de la plaza, donde ahora está el edificio de los servicios públicos que hizo construir el Presidente don Juan Antonio Ríos.
Don Manuel la compró y la ha arreglado valiendo ahora un platal; modesto como siempre, trabaja sin cesar y a nadie tramita en las gestiones que se le encomiendan.