¿Y por qué no? : Que Chile se convierta en el mejor país para ser mamá.

excelente

Por: Gorart Villarroel T.

En cada ciclo electoral escuchamos decenas de propuestas: planes, reformas, promesas, diagnósticos…algunas interesantes, otras repetidas, muchas olvidadas al poco tiempo; pero entre ese ruido hay una idea que sobresale con fuerza.

No porque sea llamativa, sino porque toca una realidad profunda, silenciosa e histórica:
Durante generaciones, millones de mujeres sostuvieron familias enteras: criaron hijos, acompañaron enfermedades, enseñaron a hablar, caminar, leer, resistir y levantarse.
Ellas mantuvieron el corazón de este país latiendo, incluso cuando el Estado no miraba.
Sin embargo, al llegar la vejez, esa labor no se refleja en sus pensiones.

La maternidad, que es el trabajo más determinante en la continuidad de la sociedad, no cuenta como trabajo. No se paga, no se reconoce, no se agradece.
Se aplaude… y se olvida.

Esta propuesta rompe ese silencio

Lo que se plantea ahora no es un bono, ni un gesto caritativo.
Es una reparación previsional basada en justicia social simple y concreta:


Hijos                   Aumento en la jubilación (sobre PGU)
1 hijo                  +50% adicional
2 hijos                 +75% adicional
3 o más hijos      +100% adicional

Criar deja de ser invisible ante el sistema, porque criar sí es harto trabajo: emocional, físico, psicológico, social y comunitario... trabajo que sostiene la vida misma.
El desvelo es dormir con el alma despierta. Ese amor, que sostiene la vida de otro, ha sido históricamente invisible para el sistema.

No es idealismo, es corrección.

Algunos podrían decir que esta propuesta es soñadora; pero lo soñador, lo realmente fantasioso, ha sido creer durante décadas que las mujeres podían criar gratis, perder años de cotización, postergar estudios y aún así jubilar con dignidad. Eso sí es utópico.
Reconocer hoy el valor de la maternidad no es soñar, es arreglar algo que los políticos deberieron haberlo hecho.
No se está incentivando a tener hijos, no se está premiando nada, no se está comprando votos.
Se está diciendo algo muy simple y profundamente humano:
Si diste vida, si sostuviste hogar, si formaste futuro… como páís deberíamos recocerlo. Sería un cambio cultural antes que económico. Esta propuesta no busca sólo mejorar pensiones, busca algo más grande: restituir el valor simbólico, afectivo y social de la madre como pilar de la comunidad.
Un país que sí honra a sus madres se vuelve más humano, más agradecido, más consciente de sí mismo.
Entonces cabe preguntarse:¿Y por qué no?
¿Por qué no aspirar a que Chile sea el mejor país del mundo para ser mamá?
No sería un país más rico, sería un país más justo.
Y esa es una diferencia que marca destinos.

¿Quién podría oponerse?

No será la gente común.
No serán las madres.
Ni siquiera los técnicos serios.
Serán aquellos que nunca vieron la maternidad como trabajo.

Porque la maternidad nace del amor, sí; pero ese amor se expresa en esfuerzo real: en el cuerpo que se entrega, en el sueño que se pierde, en la paciencia que sostiene, en la responsabilidad de criar a otro ser humano hasta que pueda sostenerse por sí mismo.
Si ese mismo esfuerzo lo realizara una persona contratada  (cuidadora, educadora, enfermera, psicóloga u otros)  tendría remuneración.
Que la madre lo haga por amor no borra la labor, solo la profundiza.
La maternidad nace del amor, pero se sostiene con trabajo.